Cada 5 de octubre, desde 1993, Javier Roca y Ricardina Casas, padres de Martín Javier, recuerdan a su hijo con flores. Ese día, el dirigente universitario de economía, fue desaparecido y sus restos incinerados en los sótanos del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE).
Hoy, pese a las condiciones de la nueva convivencia debido al covid-19, el LUM recibió presencialmente a la familia Roca Casas, y el director, Manuel Burga, mantuvo una conexión virtual con ellos, para conmemorar en la placa de Martín, un año más de su desaparición forzada.
Esta mañana, con flores que simbolizan la fragilidad y la esperanza de la vida, la familia del estudiante de la Universidad Nacional del Callao, agradeció al LUM por acogerlos siempre con respeto y especial estima. Valores que se fortalecen y reafirman gracias a la participación activa de cada una de las familias de las víctimas del periodo de violencia 1990-2000, en este tipo de actos simbólicos.
Hace 27 años, Martín fue secuestrado, torturado y asesinado; pero como bien lo recuerdan sus padres y hermana, permanece su espíritu de lucha, y la tarea de continuar trabajando juntos por la reflexión y la reparación.
Si la memoria recrea universos familiares y personales, también puede constituir a la formación de una gran memoria colectiva para una cultura de paz.
Nota especial LUM sobre el caso