Es una escultura participativa con altar de ofrendas. Mide aproximadamente 5.90 m de altura por 2.30 m de base. Fue creada originalmente el sábado 21 de noviembre, exactamente una semana después de haber perdido la vida Inti Sotelo y Jack Pintado en las marchas de noviembre pasado. El proceso de esta pieza se realizó de manera presencial frente a Palacio de Justicia y ocupó el espacio público como soporte democrático de legitimidad, tras las marchas.
Según cuenta uno de los artistas responsables, Emilio Longhi, su ejecución no tuvo restricciones de parte de las autoridades estatales ni municipales. El trabajo en conjunto incluye a nueve artistas, entre ellos a los directores de Fisura Galería, Natalia Documet y Samuel Chambi. Todos jóvenes egresados de diferentes instituciones educativas que levantaron el puño vigilante en la explanada del LUM, en tan solo un día y medio, para acompañar a la exposición Generación bicentenario en marcha y el memorial.
“El gran puño es un símbolo histórico de la lucha y de las manifestaciones. Su estética escultórica recae sobre el emoticon del puño que se viralizó por las redes sociales para la organización de los encuentros en diferentes puntos de Lima y ciudades del país”, señala Longhi.
Los materiales usados son, principalmente, carrizo y cartón, así como velas, rosas, fotografías y banderolas. Su composición conversa con la idea del Panóptico de Michel Foucault que encierra el significado en este caso de un puño vigilante.