La muestra permanente del LUM termina presentando una “ofrenda” a las víctimas y ofreciendo un espacio para dejar una reflexión.
La ofrenda, primero, tiene la función de darles a las víctimas un reconocimiento simbólico, tal que los familiares de víctimas o las víctimas mismas sepan que su nombre tiene un lugar en el Lugar de la Memoria, y así sentirse reconocidos y representados. También tiene la finalidad de evidenciar al visitante la gran cantidad de víctimas que dejó este periodo de nuestra historia en el Perú.
Es un espacio que invita a la instrospección y reflexión.
Consta de tres murales representativos de la costa, sierra y selva del Perú y un espacio cerrado y circular con los nombres proyectados de las víctimas de la violencia acompañadas por un paisaje peruano.