Íconos de la memoria: coche bomba

Viernes, 9 Junio, 2017 (Todo el día)

La pieza en diálogo del mes en el LUM nos remite al coche bomba como ícono de la época de violencia en el Perú 1980 – 2000.

De aspecto carbonizado, como si fuera parte de los escombros y fierros retorcidos, de metal rojizo y pasado lóbrego; así se erige la obra del artista Rudolph Castro “3,2,1…”, la que retrata los restos de un “carrito pedalón”, un automóvil reducido al tamaño de un niño, el cual rememora el periodo de atentados con coches bomba en nuestro país. La obra, es la pieza en diálogo del mes en el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social, y habla de una infancia en pedazos, vivida en una nación donde el automóvil hecho cenizas, se convirtió en un símbolo del terror.

Eran épocas difíciles en el Perú. Escasez, inflación, apagones y represión formaban parte del panorama nacional durante el periodo de violencia 1980-2000. La utilización del coche-bomba destacó sobre las estrategias del grupo subversivo Sendero Luminoso (SL). Según la Comisión de la Verdad y Reconciliación – CVR su uso formaba parte de una etapa de “equilibrio estratégico”, la cual precedía a la destrucción del Estado y la captura definitiva del poder, tal como lo declaró Abimael Guzmán.

La pieza automotriz en cuyo interior se había colocado una bomba o artefacto explosivo, colmaba de noticias los diarios peruanos, creando, a la par, un clima de temor en la población. SL había iniciado sus acciones en la sierra del país y su fin era seguir expandiéndose a través de la llamada “guerra popular” hasta llegar a Lima.

Explota coche-bomba en Prefectura”, “Apagón general: estalla coche-bomba frente a Palacio”, “Sendero siembra terror en Lima: Fuego y explosión”, eran algunos de los titulares en los diarios. El toque de queda declarado en 1986 aunaba un contexto de estremecimiento social, donde los grupos subversivos y las fuerzas armadas hacían del país un territorio inestable. Los coche-bomba eran colocados en espacios estratégicos; entidades de gobierno, bancos, ministerios, almacenes y comisarías fueron algunos sitios escogidos. Como resultado, cientos de muertos y miles de heridos.

Uno de los atentados más recordados ocurrió el 16 de julio de 1992, en la calle Tarata, Miraflores. Un comando de SL hizo explotar un coche y provocó la muerte de 25 personas y 155 heridos (CVR). La medida tenía como fin trasladar las acciones subversivas a la capital, y con ello, presionar al gobierno hasta destituirlo.

Los acontecimientos quedaron grabados en las memorias de la gente. La letal combinación de material explosivo no discriminaba sexo, edad o condición social. El gobierno enfocaba sus esfuerzos en controlar la situación, aplicando medidas represivas en toda la ciudad capital y Callao. Durante años la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (DINCOTE) llevó a cabo la investigación para apresar a los culpables.

3, 2, 1… Rudolph Castro

Rudolph Castro, artista de la obra “3, 2, 1…”, es de origen limeño, pero su familia proviene de Junín. Las historias que le contaba su madre, sumadas a los nublosos recuerdos que tiene de infancia, lo invitaron a retratar la dura situación del Perú durante el periodo de violencia 1980 – 2000.

“Era rutina. En las radios comentaban sobre ´tal coche bomba ha explotado en tal lugar´. Fácil exagero, pero a la semana era de dos a tres noticias como esta”, comenta.

Sobre su obra, explica que surge de una experiencia, ya adulto, en la que se empieza a interesar sobre lo ocurrido en su país: “Estaba por egresar de la Escuela Nacional Autónoma de Bellas Artes y encuentro mis juguetes. Era como encontrar algo que te hace recordar aquel tiempo en que lo tuviste. Empecé a preguntarle a mi madre algunas cosas… no es que lo haya olvidado… pero eran como estallidos que me hacían trasladar a esos momentos” […]

“Mi familia vive por todo Junín, y desde Chanchamayo llevaban el café hacia Lima. En esa ruta había que tener un descanso. En ese entonces, y hasta ahora, hay un pueblo que se llama Palca, en Tarma. A veces en el camino, un tío se cruzaba con terroristas y le decían: ´Compañero, ayúdanos a movilizarnos´ y tenía que ayudarlos; se perdía como dos días y regresaba a la casa nuevamente, ahora sí para llevar el café a Lima… Pero en el camino, se cruzaba con los militares y ahora ellos le decían: ´Compatriota, ayúdanos´…”

Rudolph Castro es un polifacético artista, cuyas obras han sido montadas en distintos espacios de arte. Ha recibido menciones honrosas a su trabajo y ha sido ganador del premio del 3er Salón de Fotografía ICPNA 2012.

Fuentes

 

La memorias de Rudolph Castro

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